sábado, 3 de agosto de 2013

CAZADORA DEL OLVIDO

En este frío lugar
Me encuentro para decirte nuevamente
Lo que siento por vos...

Aún después de haber caído
Como pájaro herido
Por el rifle de tus versos
Que atravesaron sin pensarlo
mis sentidos y mi pecho...

Aún después de esta caída
Hacía el vacío de la soledad y el olvido...

Me encuentro acá frente a usted.
Cazadora de pájaros enamorados,
Que me permita ser
El halcón que desea llevar con usted,
Para ayudarle en la cacería
De más animales ilusionados
Y traerlos de nuevo a la realidad...

La dolorosa y fría realidad...

Pero de nuevo me cazas,
Y atraviesas esta vez
No solo mi pecho,
Sino todo mi ser
Con tus palabras demacradas,
Sentenciadoras de ilusiones
Y metas propuestas.
Dejándome estancado
Como el sonido de un árbol
Al caer en medio del bosque...

Y desangrándome
Como hoja de otoño
Que pierde su color,
Y cae lentamente
Al cementerio de tu olvido.

Daniel Ríos Toro

¿A QUIÉN?

Será a Einstein o Newton,
A Zeus o Hades,
A Gaia... O incluso a Dios!...

¿A quién debo decirle que me libere
Y arranque de mi pecho
Este sentimiento tan frío y doloroso,
Agobiante y manipulador
Que me lleva por senderos
Que el resto de mi cuerpo
NO DESEA...?

¿A quién debo pedirle
Que saque de mi
Esto que a muchos les da felicidad?

¿A quién tengo que rogarle...
Que desprenda de mi ser,
Esto que muchos llaman amor?

Daniel Ríos Toro

¡¡ COMO UN DIENTE DE LEÓN !!

Y estoy acá...
Sentado en esta árida tierra de incertidumbre,
Que mataría al instante a cualquier otra persona,
Que consume todas mis energías y mi aliento.
Pero aún así soy capaz de vivir...

O al menos era capaz de vivir...

Porque en algún momento,
Te dio el arrebato de entrar en está tierra,
De entrar en mi vida...

Como olvidar ese día
Si casualmente el día en que apareciste
Sentí por primera vez
La brisa del verdadero dolor...

Miraba lentamente como te acercabas a mi...
Traías contigo todas tus herramientas de tortura y matanza,
Me observaste, y me sujetaste en tus manos...
Tus pútridas y aplastantes manos...

Sentía que podría sobrevivir a esto también,
Hasta que me acercaste lentamente a tu boca
Y sacaste desde adentro la herramienta más dolorosa...

Sentí como con tus palabras me quitabas la vida,
Y tu melodiosa voz soltaba vientos huracanados
Que me destrozaban y arrancaban con placer
Partes de mi alma y mi cuerpo...

Como si soplaras un diente de león.














Daniel Ríos Toro